El capital Humano es la clave

 

“La tecnología reinventará los negocios, pero las relaciones humanas seguirán siendo la clave del éxito” (Stephen Covey).

Nunca más de acuerdo con Stephen. A lo largo de los años el modelo capitalista bajo el cual se rige el mundo ha orillado a las empresas a volverse más competitivas de la mano de recursos tecnológicos y personas altamente capacitadas para desempeñar funciones colaborando en el funcionamiento de una maquinaria llamada “Empresa”.

Fungiendo como consultor, en contadas ocasiones me he topado con empresarios, la gran mayoría, que buscan solucionar problemas serios y que ponen en riesgo la continuidad de la organización, muchos de esos problemas originados por escasos o nulos esfuerzos en materia de desarrollo organizacional y gestión del personal. En resumidas cuentas, aspiran a apagar un fuego mediante un proceso de consultoría en lugar de atacar el problema de raíz atendiendo al desarrollo del personal.

“Nosotros pedimos trabajadores pero nos llegaron personas” (Max Frish).

Uno de los problemas de las organizaciones en nuestro país obedece a la incapacidad de identificar que nuestros empleados son personas con una filosofía personal que puede diferenciarse de la cultura organizacional que buscamos predicar. Son bastantes quienes piensan que plasmar una misión y una visión de puño y letra les hace vanguardistas en materia de Filosofía Organizacional, sin querer entender que para lograrlo se necesitan elementos que requieren tiempo y generan costos, tales como capacitación, trabajo en equipo, dinámicas de motivación y desarrollo estructural por citar algunos ejemplos.

Es necesario tomar en cuenta que nuestra empresa se compone de personas con sentimientos y emociones, racionales y perfectamente capaces de identificar aquello que les conviene y aquello que no. La productividad es la base del éxito, y para lograrla habrá que enfatizar en la satisfacción del capital humano.

“Eso no es importante para mi actualmente”.

En mi escasa experiencia, esta ha sido una respuesta con la que me he encontrado cuando se plantea trabajar en el desarrollo organizacional en un proceso de consultoría. Pocos empresarios logran entender que el desarrollo de las personas que laboran en una empresa es clave para el cumplimiento de sus objetivos y el involucramiento hacia la organización repercutiendo así, en la ya antes mencionada productividad.

Una buena alternativa

El desarrollo organizacional nos ofrece una buena alternativa a las dificultades antes plasmadas, pues trata acerca del cambio planificado dentro de las organizaciones atendiendo al desarrollo profesional de los individuos. Adecuar una estructura organizacional (organigrama), conducir grupos de trabajo y liderazgo, desarrollar relaciones humanas que permitan resolver conflictos de forma ágil y oportuna, aspectos de dirección y jefaturas (cadenas de mando), identificación y destino de la empresa, satisfacción de los requerimientos del personal, capacitación, entre otros son algunos de los puntos comúnmente abordados cuando se trabaja bajo esta premisa.

“Ninguna empresa puede ser mejor o peor que las personas que la integran” (Kaoru Ishikawa). El desarrollo organizacional se palpa como una alternativa a través de la cual se puede adaptar la cultura personal de los empleados a la cultura organizacional logrando que tengan sentido de pertenencia al sentirse efectivamente miembros de la institución.

A final de cuentas, las organizaciones dependen de personas con amplia capacidad de ejercer labores con un fin único que se resume en la generación de un intercambio que genere valor para la empresa, y eso no va a cambiar al menos por un buen rato.

 

El capital Humano es la clave

Por: Servando Fernández Domínguez